La villa de Ciadoncha está situada en la llanada que tiene por bordes los ríos Arlanzón y Arlanza, en el tercio del ángulo en que ambos ríos se encuentran. Es Campo de Muñó partícipe de sus características históricas, sociales y económicas. Existe desde principios del siglo X, desde la primera repoblación de estas tierras, cuando el río Arlanza se convirtió en escudo de su orilla derecha.

Armas de Salazar

En el año 978, 24 de noviembre, Ciadoncha entra en la órbita del Infantado de Covarrubias. En aquel día, el conde García Fernández instituye en el monasterio dúplice de los Santos Cosme y Damián de Covarrubias la persona de su hija Urraca un dominio espiritual, con un fuerte soporte material, que alcanzará esplendores religiosos y culturales y, en parte, ha llegado hasta nuestros días. Ciadoncha vivirá durante cuatro siglos su vinculación al abadengo de Covarrubias. Doña María de Molina, por razones que no hallamos, la traspasa al señorío del monasterio de las Huelgas Reales de Valladolid y en él perseveran cuando Pedro I ordena su hacienda en el libro famoso de las Behetrías.

Por él sabemos que no era muy onerosa la administración abacial. Pasa luego al dominio de la Real de Huelgas de Burgos, pero a finales del siglo XV es posesión de los Zúñiga, entonces enfrentados con la reina Isabel. Luego son sus señores los Salazar y, en 1681, se eleva a marquesado, hasta que en el siglo XIX se suprimen los señoríos. Ciadoncha ha gastado su primer milenio en la paz y la concordia dentro de un marco estrictamente campesino, aunque su patrona Santa Bárbara nos sugiera otras implicaciones. Su mayor desarrollo atrajo hacia sí los lugares de Los Quintanas y San Andrés, nacidos como Ciadoncha en la misma ola de repoblación armada. Algunos de sus hijos han brillado en la Iglesia, en las letras y en la milicia.

Historia